0 6 min 3 años

La compensación es equivalente a la reducción neta de una determinada cantidad de emisiones. Las emisiones se mezclan uniformemente en la atmósfera, por lo que las reducciones o absorciones en cualquier lugar permiten neutralizar las emisiones realizadas. Por esta razón, la compensación es un mecanismo efectivo de mitigación del cambio climático que se viene utilizando en los procedimientos de evaluación ambiental de planes y proyectos y empieza a utilizarse en la ejecución del planeamiento urbanístico.

La dinámica atmosférica distribuye las emisiones realizadas desde cualquier punto. Lo importante es reducir la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera en su conjunto, por lo que es indiferente desde qué punto se “remueven” (se retiran) y, por tanto, son capturadas por un sumidero o desde qué punto se evitan las que se podrían producir (emisiones evitadas).

Por este motivo, la compensación se puede plantear bien mediante emisiones evitadas, o mediante el incremento de la capacidad de sumidero. Incremento de la capacidad de sumidero que consiga una absorción equivalente a la reducción de emisiones necesaria, aumentando el almacenamiento de carbono en la vegetación o en el suelo.

Sistemas de compensación por absorción en sumideros vegetales o secuestro de carbono en el suelo

Los árboles y cultivos agrícolas y la vegetación en general, por su capacidad fotosintética, remueven o retiran CO2 de la atmósfera, fijándolo y almacenándolo y actuando así como sumideros. En un bosque, o en la actividad agrícola, parte del CO2 que fija la planta queda almacenado en el suelo gracias a sus raíces o a la incorporación al suelo de restos de poda y cosecha, comportándose como un sumidero a largo plazo, mientras que el CO2 necesario para el carbono contenido en el crecimiento del tronco, raíces y ramas principales se comporta como un sumidero a medio plazo (en el caso de árboles agrícolas como mínimo tanto como el periodo de vida del árbol, comenzando un nuevo ciclo de acumulación de carbono con el árbol que sustituye al anterior), pudiendo prolongarse si se aprovecha esta madera o en otros productos forestales como el papel).

Sin embargo, el CO2 fijado en la cosecha no se contempla a efecto de compensación ya que se comporta como un sumidero a muy corto plazo.

La compensación de emisiones que produce una repoblación forestal se puede estimar de forma sencilla consultando la información contenida en la “Guía de Proyectos de Absorción”[4] desarrollada por la Oficina Española de Cambio Climático, en el marco del Registro Nacional de Huella de carbono y Compensación de emisiones, creado por el Real Decreto 163/2014. En los cuadros finales de la guía se señala la absorción (fijación) que produciría cada unidad de una serie de especies forestales después de su crecimiento a 20, 25, 30, 35 y 40 años.

De esta forma, se pueden determinar los árboles que necesitarían para compensar una determinada cantidad de emisiones medidas como CO2 equivalente.

Sistemas de compensación por emisiones evitadas

Como hemos señalado uno de los posibles métodos de compensación es el de emisiones evitadas. Por ejemplo, las emisiones evitadas por aplicación de estiércol en la agricultura cuyo aporte sustituye la necesidad de suministrar una parte del abonado nitrogenado de síntesis que de esta forma no es necesario fabricar ni transportar hasta los cultivos. También, en sectores dedicados a la gestión de residuos la recuperación de recursos de los residuos genera emisiones evitadas.

Sin embargo, una de las emisiones evitadas más interesantes que a su vez es una medida de adaptación al cambio climático es la relacionada con el agua de suministro. En el sur y levante de nuestro país con una creciente escasez de agua y elevadas tarifas de los servicios municipales de suministro, la captura y aprovechamiento del agua de lluvia es una posibilidad de compensación que debe utilizarse. En concreto, cada metro cubico de agua suministrada por los servicios municipales supone para su potabilización y distribución unas emisiones de 0,152 kg de CO2 y un ahorro para el usuario de entre 2 y 3 euros. Por otra parte, cada metro cubico de agua de lluvia que por ser aprovechada no va al alcantarillado y no pasa por la depuradora municipal supone un ahorro para la Administración Municipal que gestiona la depuradora de 0,4 euros y unas emisiones evitadas de 0,243 kg de CO2. En total, el ciclo urbano de agua (suministro y tratamiento del agua usada) supone unas emisiones de 0,395 kg de CO2/m3.

Dentro las posibilidades de compensación de emisiones por emisiones evitadas, destaca la generación de energía a base de energía renovable. Las condiciones climáticas y las opciones tecnológicas de las energías renovables, con multitud de tamaños y potencias de los equipos individuales (desde los 5-10 kW de instalaciones solares térmicas o fotovoltaicas en entornos urbanos, hasta los 1,5 MW de los aerogeneradores eólicos), pueden favorecer su incorporación en instalaciones y edificios existentes y en planes y proyectos de diferentes sectores y en diferentes situaciones.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *