En un inusual comunicado de prensa, EEUU ha anunciado el cese de las importaciones de petróleo, gas licuado y carbón rusos en respuesta a la invasión de Ucrania, un porcentaje que en 2021 fue del 8%. Reino Unido también se ha unido a la prohibición, y la UE se resiste a seguirle.
“Estados Unidos puede dar este paso debido a nuestra sólida infraestructura energética nacional y reconocemos que no todos nuestros aliados y socios están actualmente en condiciones de unirse a nosotros” han reconocido desde la Casa Blanca.
Lo cierto es que, a pesar de su posición energética, este anuncio no hará si no empujar más al alza unos precios que ya eran elevados tras la recuperación de la demanda en 2021.
Por entonces, el progresivo aumento del barril WTI y de Brent se justificó por una reactivación ‘inesperada’ de la demanda que los productores no eran capaces de cubrir, a pesar de la enorme cantidad de stock que se acumuló durante el sonado mes de abril de 2020.
Ahora, la respuesta a la pregunta “¿por qué está subiendo todo?” es la guerra. Según el Gobierno estadounidense, “las compañías de petróleo y gas, y las firmas financieras que las respaldan, no deberían usar la guerra de Putin como una excusa para aumentar los precios en exceso o aumentar las ganancias”.
De momento, los futuros del barril de Brent siguen moviéndose en 130 dólares, los de WTI en más de 126 dólares y los combustibles y la luz imparables tanto en EEUU como en Europa.